Por Carlos Aguilar
La incertidumbre de regresar a las calles con la nueva normalidad está latente, pero ¿cómo será el fútbol? La posición económica que cada quien tenga en la sociedad incidirá en la respuesta. En los barrios de México, las niñas y niños corren tras un balón ponchado sin respetar la sana distancia ni utilizar caretas o cubrebocas. Sin embargo, algunos sectores pueden disfrutar del juego como parte de la industria del entretenimiento.
Podemos pensar en la eLigaMX, un formato único en el mundo. Fue un simulacro dentro de la esfera mediática del fútbol, donde se utilizaron videojuegos para ser televisados. Se cumplieron los objetivos de atender la Jornada de Sana Distancia: el llamado a #QuédateEnCasa, al igual que continuar con actividades económicas de 18 clubes deportivos, marcas anunciantes y televisoras.
El resultado es cuestionable porque en México estamos familiarizados a los deportes televisados de nuestra “vieja realidad”. Aunque es totalmente nuevo ver a jugadores compitiendo en torneos virtuales de FIFA donde no existe el sentido de equipo, la construcción colectiva del gol, pero se mantiene una obligación: el triunfo.
Del abucheo al hashtag
Bajo este esquema, las gargantas no se necesitan refrescar con urgencia para abuchear cuando lo que se manifiesta es un teclado desde el ordenador o una pantalla de celular. Si a ello sumamos que los partidos son breves y en 12 minutos se desarrolla cada jornada, la inmediatez y fugacidad del encuentro es demasiada para disfrutarlo. Sin embargo, se intentó paliar este aspecto. En las transmisiones televisivas el partido se extiende a 60 minutos, de acuerdo con la normativa de la liga. Es evidente la importancia de la publicidad, pues se requiere vender productos y servicios para enfrentar la crisis.
Estadios vacíos son la regla en esta pandemia y permanecerá en la nueva normalidad. Hoy no existen familias apoyando al equipo de sus amores desde las butacas, tampoco las aficiones abucheando al árbitro. Mucho menos se encuentran presentes los hinchas, las barras, los “tifosi” haciendo gala del “aguante”. Sin embargo, tenemos usuarios de redes sociales que emiten sus opiniones a través del hashtag en función del desempeño que presentan los jugadores, comentaristas o la programación del videojuego.
Entre la fugacidad y los hashtag de la eLigaMX, llegó la final entre el Club América y el Club León. Un gol bastó para otorgar el triunfo a los felinos. Su premiación digital fue presidida por Enrique Bonilla, Presidente de la Liga MX. Duró escasos minutos y resultó sombría. Mientras tanto, en internet, el remate a gol fue la consigna #FueraPiojo, acompañada de memes con más creatividad que la acumulada en toda la liga.
Los retos futbolísticos de la nueva normalidad
El fútbol de la eLigaMX dejó un sinsabor. Pero hay esfuerzos que deben reconocerse, como la capacidad tecnológica para las transmisiones difundidas, acatar las medidas sanitarias para salvar vidas. Lo más valioso fue la oportunidad de llegar al jugador. Así lograron entrar a las casas y conocer cómo viven los héroes y villanos del gol. Se pudo observar a “Kikín” Fonseca con la playera de la “Rebel” o Fernando Beltrán con un refrigerador a la espalda y sentado sobre un sillón protegido con una cobija rosa, como miles de casas.
Al retomarse la Liga MX no faltarán las réplicas de lo que sucede en Europa con las aficiones virtuales. De nuevo intentarán llamar: lleno a lo vacío, caliente a lo frío, acompañado a lo solitario. Quizá se podría embellecer los estadios con los espectaculares telones que diversas aficiones han confeccionado a lo largo de su historia, bajo las medidas sanitarias correspondientes.
La consolidación de entornos justos debe ser la bandera de la nueva normalidad y una forma de cuidar la salud. El principal reto en México y el mundo es llamar a las cosas por su nombre y reconocer los errores del pasado. Algunas claves están en identificar las desigualdades entre las ligas femenil y varonil para solventarlas, y pensar en la importancia de la afición en el desarrollo de los eventos deportivos.
Mientras tanto nos toca lidiar con estadios vacíos. Son como balones ponchados: sin gracia, pero detonantes de mucha alegría. Siempre será bueno estar acompañado de nuestras amistades creadas alrededor de un balón.
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