Por Invernaideas
En el manejo de la crisis sanitaria del COVID-19, la comunicación es una de las principales fallas del Gobierno federal de México. Al inicio, el presidente AMLO dio poca importancia a la enfermedad. Propició poco interés y enorme escepticismo. Estos mensajes tienen consecuencias, no sólo en la salud de los mexicanos, también entre la aparente unidad de los actores políticos.
La comunicación durante una crisis sanitaria
Una crisis puede entenderse como una situación, interna o externa, que impide a una organización o país continuar con sus actividades y alcanzar sus metas. La pandemia del COVID-19 introdujo una crisis sanitaria tanto en México como en el resto del mundo. Ante la crisis, los gobiernos en el mundo han apostado por políticas para prevenir la propagación del virus y atender a los pacientes.
Por los cambios en las actividades cotidianas que ha implicado la crisis sanitaria del COVID-19, la comunicación se vuelve crucial. Ayuda a informar sobre el estado de la situación y coordinar las acciones a seguir de todos los ciudadanos durante la crisis. Como consecuencia, el riesgo que implica una crisis se puede controlar, es posible prevenir conflictos y transmitir confianza sobre el futuro.
Durante una crisis, expertos en manejo de crisis refieren que el control del flujo de información es primordial. Predomina una recomendación general: controlar la información que circula. Usualmente, se recomienda centralizar la comunicación en un vocero. En México, se ha seguido esta estrategia y el principal vocero delegado es el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell. Cada noche a las 7:00 p.m. ha informado sobre el estado de la situación.
Aunque la comunicación es crucial para gestionar la pandemia del COVID-19, su relevancia no se encuentra en la cantidad de conferencias. Más bien, los mensajes compartidos por el Gobierno y el vocero necesitan cualidades imprescindibles. Una de ellas es no ser contradictorios.
Mensajes contradictorios en México
Recientemente, el director ejecutivo de la OMS para emergencias sanitarias, Mike Ryan, refirió que los ciudadanos están recibiendo consejos contradictorios por parte de los gobiernos de latinoamérica. Recomendó dar mensajes coherentes, particularmente, en México y Brasil.
Bajo la petición de la OMS al Gobierno de México subyace un problema de fondo: la gestión de la comunicación de la crisis sanitaria no ha sido la adecuada. Especialmente, los “mensajes contradictorios” podrían caracterizarse por 4 atributos:
Incoherencia. La recomendaciones, medidas y predicciones compartidas han sido distintas a lo largo de la pandemia. El ejemplo más contundente ha sido el pico de contagios de la pandemia. Inicialmente, el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, mencionó que ocurriría entre 8 y 10 de mayo. Posteriormente, se ha comentado que esperan el pico de contagios a mediados de junio. Cuando la pandemia llegó a México, AMLO insistió en los besos, abrazos y reuniones multitudinarias. El 23 de marzo dijo “no dejen de salir, todavía estamos en la primera fase. Yo les voy a decir cuándo no salgan, pero, si pueden hacerlo, y tienen posibilidad económica, sigan llevando a la familia a comer”.
Falta de coordinación entre actores. En abril, López-Gatell recomendó no usar el cubrebocas en personas que no tienen síntomas de COVID-19. Sin embargo, autoridades locales de al menos 7 entidades han optado por usar cubrebocas de forma obligatoria para prevenir el coronavirus.
Descalificaciones. Sobre los cubrebocas, expertos como Mario Molina, científico ganador del Premio Nobel, han recomendado su uso. Ante esta declaración, López-Gatell refirió que se trata de un aporte valioso, pero con limitaciones.
Mensajes cuestionables. En México, durante las primeras fechas estimadas para el pico de contagios, López Obrador declaró que logramos “domar a la epidemia”. En los últimos días, el presidente AMLO ha invitado a los ciudadanos a salir del confinamiento y perder el miedo, a pesar de que diariamente se siguen reportando aumentos dramáticos en los casos de contagio y fallecidos. Hasta ayer la letalidad del virus en México fue de 11.82% y a nivel mundial es de 5.5%.
Además de los anteriores ejemplos, el Gobierno de la República sigue enviando mensajes cruzados. La principal consecuencia es que no se dejan claras las decisiones que el país está adoptando ante la crisis de la pandemia de COVID-19. Por el contrario, impera la confusión entre los ciudadanos.
Los mensajes contradictorios propician que los mexicanos no le den la importancia debida a la pandemia. Al inicio de ésta, algunos ciudadanos afirmaron que el COVID-19 no existía. Actualmente, se puede correr el riesgo de entender a la #NuevaNormalidad como el fin de la pandemia.
De la contradicción al conflicto
La gestión de la comunicación durante una crisis ayuda a evitar conflictos. Al interior de los gobiernos, contribuye a que los diferentes actores involucrados coordinen sus acciones. Sin embargo, en la actualidad han aumentado los conflictos entre el gobierno federal y las autoridades locales.
Un ejemplo se encuentra en la CDMX. La jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, anunció un programa de acción contra la epidemia. Se han desplegado desde ayer a brigadistas, casa por casa, para llevar información y ubicar posibles contagios. Además, anunció que aplicará 110 mil pruebas de detección de casos de COVID-19 en los siguientes 5 meses. Se trata de una decisión que rompe con el mensaje del subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, quien ha sostenido que no se necesita aplicar más pruebas.
Una de las prioridades del Gobierno federal aún sigue siendo evitar que los contagios aumenten y los hospitales colapsen. Para eso necesita mensajes claros, concretos y contundentes. Pero no, en las últimas semanas, la comunicación sobre la crisis sanitaria ha sido desplazada por mensajes sobre cómo reabrir la economía y regresar a clases.
El conflicto de fondo es más severo. Es un dilema entre priorizar la salud o la economía. Elegir uno u otro camino es lo que, en apariencia, podría estar en el fondo de los mensajes contradictorios. Justamente, la tensión entre salud y economía ha hecho que emerjan los conflictos entre autoridades federales y locales.
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